La persona humana va a encontrar la felicidad y libertad en la medida en que posea una recta valoración de sí mismo, pero esto implica saber responder primero a la pregunta ¿quién soy? junto con esto, también es importante encontrar el sentido o el fin de su vida, es decir, ¿para qué existo? Responder a estas preguntas conduce a encontrar su lugar en el mundo y a vivir en coherencia con ello; también se relaciona con encontrar la propia vocación como hijo e hija de Dios que es, en últimas, el lugar y misión que tiene dentro del Plan de Dios.
Pero, ¿Qué es la vocación? Comúnmente se suele confundir vocación con profesión, siendo cosas diferentes porque, se puede desde una misma vocación, desempeñarse en distintos oficios, roles o profesiones. La vocación, según Aguiló (2009) incluye todo lo que la persona se ve llamado a hacer, lo que le da sentido a su vida. Es el llamado que Dios le hace, un llamado a ocupar un lugar, un puesto que no puede ocupar nunca otro. En este contexto, resulta clave el conocimiento personal, conocerse auténticamente e integralmente. Y para esto, no basta con saber solamente una lista de defectos y virtudes.
En la medida en que uno se conozca, se va encontrando consigo mismo. Esto es similar al hecho de verse al espejo: si en principio está sucio y polvoriento, se puede ver la imagen completa, pero de manera algo distorsionada. Al limpiarlo, poco a poco se puede ver auténticamente la imagen real; provocando una aceptación de la persona tal cual es, para así poder valorarse auténticamente para encontrar el sentido de su existencia.
En el tema de la recta valoración de sí mismo es importante también la valoración que el Ser humano recibe de los demás, relacionada, por ejemplo, con las amistades que tiene; el lugar que se ocupa en la familia o entre el grupo de amigos; si se encuentra sentido a su trabajo; si los demás valoran lo que hace en el grupo de referencia o trabajo. En síntesis, si la familia o amigos le valoran, es más fácil para él valorarse.
Psi. Humberto Del Castillo Drago
Director General de Areté