En griego significa Areté. Es una palabra cargada de sentido y de distintos sinónimos, porque el término original griego no tiene una traducción exacta al castellano. Es decir, es un término plulivalente, debido a que posee muchos significados.

En una primera aproximación que parte de la cultura griega, parece importante recordar el significado de Areté como maestría o excelencia, señorío de sí mismo, el cual se relaciona con un horizonte caballeresco y noble de alguien que en pleno dominio de sus facultades, tanto espirituales como psíquicas y físicas, es capaz de vivir coherentemente según un ideal. De esta manera, la persona logrará la unificación de sus capacidades para orientarse en la vida cotidiana hacia una determinada meta, y superar las adversidades.

Se puede decir que la Areté es la cooperación humana con la gracia que conduce a la reconciliación de las facultades del ser humano. ¿Qué quiere decir esto? Que la virtud -unida a la gracia de Dios y a la fuerza del Espíritu Santo- nos conduce a la unión, a la reconciliación personal.

Por otro lado, Pieper (2010), en su libro Las virtudes fundamentales, afirma algo muy interesante para ser traído a colación:

La virtud significa que el hombre es verdadero, tanto en el sentido natural como el sobrenatural. Afirma que la virtud es la elevación del ser en la persona humana, es lo máximo a que puede aspirar el hombre, o sea, la realización de las posibilidades humanas en el aspecto natural y sobrenatural (p.15).

Asimismo, para seguir profundizando en el concepto de virtud, es necesario comprender la definición del Catecismo de la Iglesia Católica, el cual afirma que:

La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas. El objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios (No.1803).

La virtud es una cualidad, un hábito operativo bueno de la persona, pero también tiene un opuesto en el vicio. Revisando alguna de las definiciones de la RAE, se encuentra que vicio es “hábito de obrar mal” o “defecto o exceso que como propiedad o costumbre tienen algunas personas, o que es común a una colectividad”. Así, la virtud es además la respuesta de cooperación con la gracia de Dios que realiza el hombre para madurar en el camino de la fe. Así que el ser humano va madurando por este camino de la fe hasta la plenitud del amor, núcleo interior de la virtud, para conquistar una calidad humana, abriendo las facultades y potencias a los impulsos de la gracia, para permitir que el Señor Jesús viva en cada uno de nosotros.

Además, algunos rasgos que cualifican la virtud y que implican la cooperación con la gracia de Dios, son los siguientes:

Psi. Humberto Del Castillo Drago
Director General de Areté

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