- Predisposición física, psicológica y espiritual para prestar atención y escuchar con todo el ser.
- Apartar las suposiciones, los prejuicios y las preocupaciones, presentando una actitud abierta, genuina y sincera.
- No juzgar, ni criticar a nuestro interlocutor.
- Prestar atención al lenguaje corporal: que expresa emociones y vivencias profundas e interiores.
- Considerar y tomar en cuenta los sentimientos, emociones y los valores de la persona con la cual nos estamos comunicando.
- Entender y comprender sus puntos de vista y su visión sobre la realidad.
- Mientras la persona habla y se comunica, es importante ponerse todo el tiempo en su lugar: pensar y sentir como él.
(Páginas 73 y 74 del libro “El Líder Virtuoso y las Habilidades para la Vida, Ediciones Paulinas)