Cuándo llegue a vivir a Colombia ya hace más de 12 años escuche una frase que me llamo mucho la atención; “Madre solo hay una y Padre cualquier hijo de tantas”, no puedo negar la fuerte impresión que dejo en mi dicha frase. Obvió que venía de una cultura (la limeña) que siendo igual de latina que la antioqueña tiene notables diferencias. Todo esto en aquella ocasión me llevo a preguntar y a reflexionar sobre el concepto de hombre y de mujer, al igual que reflexionar sobre la paternidad y maternidad aquí en Antioquia y toda Colombia.
Resulta que el tema del padre ausente o la negación de la importancia de la paternidad es un tema globalizado, universal digamos. Hoy en día está muy extendida la idea de que para la educación y crianza de los hijos la madre basta y sobra, que el padre es prescindible, innecesario, a veces incluso un estorbo. (Pág. 13, Padres destronados. M.Calvo)
Efectivamente es una idea que se remonta al mayo francés del 68, donde desde entonces y hasta ahora nuestra sociedad ha ido desproveyendo de VALOR la función del padre, no se les tiene en cuenta, su autoridad ha sido ridiculizada, las mujeres prescinden de ellos de forma manifiesta, lo que provoca que los hijos les pierdan absolutamente el respeto.
Se niega al padre, se niega la paternidad. Estamos ante una crisis de paternidad, y por tanto de autoridad. Dicha crisis de paternidad y de autoridad socaba obviamente la unidad y la funcionalidad de la familia. ¡No hay padre, No hay familia!
Es importante mencionar que la crisis en el concepto de paternidad es en el fondo una crisis en la identidad del Ser Humano, provocada como dice María Calvo por el desprecio hacia la alteridad sexual y la negación de la existencia de un hombre y una mujer naturales. Hoy por hoy se está imponiendo el concepto de género sobre el de sexualidad; donde se plantea que el género es producto de la cultura y el pensamiento humano, una construcción social que crea la “verdadera naturaleza” de toda persona. No se cree en la naturaleza dada, sino en la construcción cultural creada según los roles y estereotipos que en cada sociedad se asignan a los sexos; “roles socialmente construidos”. Se niega el fundamento antropológico esencial del ser humano: la alteridad sexual.
Estamos ante una sociedad y cultura que ya no espera que la mayoría de los hombres sean padres y maridos fiables, promueve una visión degradada de la masculinidad, profundamente en desacuerdo con la dignidad humana de los hombres y de las mujeres, y contraria a las necesidades de los hijos.
Es importante mencionar que el esfuerzo valido por conseguir la emancipación de la mujer parece haber traído el oscurecimiento e invalidación de lo masculino. La imagen e idea de hombre fuerte, noble, atento, caballero, servicial, seguro de sí y con autoridad ha quedado descartada y ha sido sustituida por la de hombres blandos, sensibles, incluso se podría decir maternales.
Se considera fundamental entender el lugar del padre y de la madre, el lugar del hombre y de la mujer en la vida de cualquier Persona Humana, incluso ante quienes quieren relativizar la naturaleza e identidad más hondo del Ser Humano.
Psi. Humberto Del Castillo Drago
Director General de Areté