Articulo

Identificando las heridas afectivas

Identificando las heridas afectivas

Es el primer paso del proceso de reconciliación personal, en donde la persona está invitada a definir el hecho, la situación, el acontecimiento o la herida afectiva que, en el momento actual, en el instante presente, le genere malestar emocional. Esta puede manifestarse como inestabilidad afectiva, dolor, angustia, tristeza patológica, crisis de pánico o cualquier otra crisis perteneciente a la dimensión psicológica. Como expresa Domínguez (2019), el primer paso para la sanación de heridas consiste en asumir conciencia del hecho que estamos heridos y tomar conciencia de cuáles son nuestras heridas. Así mismo, Escobar (2019), afirma que se debe: “Explorar los recuerdos más antiguos y limitadores; los recuerdos más dolorosos y profundos, empezando desde la concepción” (p. 105).

Se trata de ubicar entonces no solo el ámbito de la herida -como puede ser el abandono paterno, el abuso emocional materno, el abuso sexual-, sino también identificar “un hecho como tal” o situación determinada. Es decir, el momento específico que causó dolor, sufrimiento, ira, tristeza, culpa, vergüenza o ansiedad. En ese orden de ideas, es importante precisar lo siguiente: ¿Cuál fue el hecho?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿qué emociones y pensamientos que se suscitaron en ese momento?, y ¿cómo le afectó en la época que sucedió, así como las emociones y pensamientos que se presentan actualmente frente al hecho? Igualmente, es fundamental considerar ¿cómo le afecta en el momento que realiza la identificación de la herida? En general, se trata de observar y notar el pasado, estando en el presente, como algo que es historia, que pasó y que no va a pasar de nuevo. Simplemente hace parte de la historia personal, no se trata de revivir, sino de observar y notar el pasado.

El proceso de reconciliación personal es un proceso que implica decisión, valentía, perseverancia y resiliencia en la medida en que está activa,  duele y genera consecuencias en la afectividad y la vida cotidiana de la persona. Como explica Domínguez (2019) para este caso: “La psicología clínica muestra que estas heridas pueden dar lugar a desórdenes psíquicos que también ponen de manifiesto formas inadecuadas o inmaduras de vivir, pero que terminan cobrando un cariz patológico o claramente deforme” (p. 55). 

Cuando Juliana llegó a consulta luego del mencionado retiro espiritual, comenta que en el mismo había empezado su proceso de reconciliación personal de la herida afectiva sobre la ruptura con su pareja, considerando que necesitaba avanzar en dicho proceso por medio de la psicoterapia. Por esta razón, se inició revisando la herida afectiva a través de la ficha de reconocimiento de la herida (Del Castillo, 2016). Se hace énfasis para este caso a Juliana, que no se trata de revivir el hecho, sino recordarlo, notarlo y observarlo como algo que pasó hace un buen número de años. Las palabras fueron “Estás en el presente, observando el pasado”. 

-¿Cuál fue el hecho? ¿Cuándo? ¿Dónde?

-El abandono de mi marido; hace 14 años; en la capital de un país sudamericano.

– ¿Qué sentiste en ese momento?: 

– Tristeza e impotencia

-¿Qué sentiste en este momento al recordar el hecho?: 

-Tristeza, desamparo y miedo (de ser madre soltera)

-¿Qué pensaste en el momento en que sucedió?

– Jamás pensé que me iba a pasar esto, es un sueño; mi marido va a cambiar y va a volver.

– ¿Qué piensas ahora de ese acontecimiento?: 

– Que fue algo injusto, no lo acepto y que espero que vuelva.

– ¿Qué consecuencias trajo en el momento que sucedió?

– Comenzó mi vida de madre soltera y limité mi vida social.

– ¿Cómo te afecta actualmente?

–  Sobreprotegí a mi hijo, poca vida social, desmotivación en el trabajo, y descuido en mi aspecto físico. 

(Tomado del libro “Llamados a la Reconciliación de Del Castillo & Caballero de la página 100 a la 104)

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