Es un medio para transmitir distinta información de una persona a otras personas, grupos o instituciones. La persona humana tiene la necesidad de comunicar y expresar su día a día y su ser más profundo en medio de sentimientos, vivencias y valores.
Sin duda que la asertividad, es una habilidad que potencia y asegura que nuestra comunicación sea un medio que nos ayude a ser felices, plenifique nuestra vida y nos sirva para ser líderes virtuosos.
La asertividad es la habilidad de decir las cosas en el momento oportuno y de la mejor manera. Es la capacidad de afirmar mis ideas, opiniones y derechos con sinceridad y libertad (Del Castillo, 2021).
En este orden de ideas la comunicación asertiva, es una habilidad para la vida, que por un lado nos ayuda a vivir como seres para el encuentro, para la comunión y el amor, satisfaciendo nuestro anhelo de comunicación existencial y por otro lado nos ayuda a poder hablar y dialogar con libertad y espontaneidad, logrando comunicar mis ideas y dialogando con apertura y transparencia sobre las ideas y proyectos de los otros.
Se basa en transmitir de forma clara, concisa, rápida y con contundencia lo que queremos. Nada de titubeos o irse por las ramas. Obviamente estamos hablando de una habilidad que se aprende en el día a día. Se gana en habilidades sociales y comunicativas con el paso del tiempo y en la vida cotidiana. No se nace asertivo, se va aprendiendo, se va mejorando poco a poco.
La comunicación asertiva se basa en ser claro, contundente y directo haciendo entender al máximo nuestro mensaje de una forma clara con lo cual aumenta las expectativas de que el mensaje sea entendido y aceptado.
La asertividad es una forma de comunicación basada en el respeto por uno mismo y por los demás. Implica poder expresar de manera clara, directa y honesta aquello que consideramos justo para nosotros y que obedece a lo que sentimos y deseamos realmente.
La persona asertiva conoce sus propios derechos y los defiende, respeta a los demás llegando a acuerdos y pensando no solo en sus intereses y necesidades sino también en la de los demás. Se comunica de manera fluida sin muletillas ni silencios, se muestra seguro y expresa sus sentimientos de manera adecuada tanto los positivos como los negativos. Muestra adecuada valoración personal (Del Castillo, 2021).
Existen también personas agresivas, quienes piensan en sus propios derechos e intereses y no en la de los demás, alzan la voz, recurren a insultos, amenazas y faltas de respeto, “piensan solo en sí mismos”, no les importa lo que el otro piensa y siente.
También nos encontramos con personas sumisas, son las que no defienden sus derechos e intereses personales, en el fondo no se respetan a sí mismas, hablan con un volumen bajo, con bastantes vacilaciones, silencios y muletillas. Piensa que lo que él o ella siente, desee o piense, no es importante, se percibe muchas veces culpable e impotente.
(De las páginas 67 a la 69 del libro “El Lìder Virtuoso y las Habilidades para la Vida, Ediciones Paulina)