Es la que permite que la persona trascienda su naturaleza y sea capaz de abrirse al ser supremo, a Dios. Es donde están los valores transcendentales y donde se da la relación con Dios. El espíritu es el punto de contacto con Dios, así como nuestro núcleo y centro, puesto que tenemos mismidad; quien nos define como personas únicas e irrepetibles. “No hay que confundir la dimensión espiritual con lo religioso, no son equivalentes, sin embargo, lo religioso se constituye un ámbito de despliegue de ese mismo espíritu”.
Lo espiritual tiende a ser más personal y privado y lo religioso tiende a incorporar el rito, la liturgia y la oración pública, así como también corresponder a una verdad dogmática o teológica, lo que normalmente se llama religión.
Se considera que esta dimensión es la más importante de la persona, aunque se insiste en que la persona humana es unidad bio psico espiritual, por tanto, son las tres dimensiones las que hay que cultivar y cuidar, para “afilar la sierra” y alimentar eficientemente nuestra vida interior, las tres dimensiones están íntimamente relacionadas, son unidad inseparable, así que aunque parezca que lo biológico no haga parte de la vida interior, si lo es, también porque hay sensaciones corporales o realidades físicas que uno no las ve y tampoco las conoce. Es importante para una madurez integral, que cada persona logre una relación y conexión con cada una de sus dimensiones, y reconozca en el día a día la relación que existe entre las tres dimensiones.
Es importante que cultives tu dimensión espiritual y religiosa, de manera que puedas avanzar en una existencia plena y feliz.
Para mí, es muy importante, al inicio de mi día, empiezo con mis momentos de oración, meditación y reflexión, sobre la Escritura o lecturas al día, también el examen de conciencia, la adoración al santísimo, la eucaristía, y el rezo del rosario, entre otros. Los espacios mensuales de retiro espiritual o ejercicios espirituales, son también importantes medios de renovación interior y espiritual.
Desde mi fe católica, considero fundamental, el recibir la gracia de Dios, y la fuerza del Espíritu Santo, a través de la oración y los sacramentos.
El trabajar en el crecimiento de la virtud o de las virtudes cotidianamente, también es un tema fundamental, como una manera de caminar hacia una vida cristiana autentica, y de seguimiento del Señor Jesús.
(De la página 87 a la 88, del libro “El Lìder Virtuoso y las Habilidades para la Vida”, Ediciones Paulinas)