Articulo

El Perdón

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El perdón es la tercera etapa o fase del proceso de reconciliación personal. Para la Psicoterapia de la Reconciliación, la misma que sienta sus bases en la antropología cristiana, es fundamental el tema del perdón en la medida en que se considera que perdonar es más que aceptar lo que sucedió. Es por esto que se puede aceptar una ofensa con el fin de seguir adelante, pero en el fondo estar indiferente frente a quien lo ha ofendido (Fuentes, 2008). De manera entonces que el perdón es más que dejar de tener ira o rabia, debido a que es una invitación a tener un cambio real o neutral de actitud hacia el ofensor,. 

Del Castillo (2016) afirma en este orden de ideas que el perdón aumentará la salud emocional y el bienestar del perdonador. Es por esto que, perdonar no es excusar al ofensor o agresor, así como tampoco equivale a olvidar los malos recuerdos; el perdón no produce amnesia, tampoco es solo cuestión de serenar el miedo sin abrirse al perdón. De manera que, la etapa del perdón es un paso importante en la reconciliación de las heridas afectivas; este proceso sin el perdón, se convertiría en una simple tregua donde cada parte estaría buscando la oportunidad para reiniciar las hostilidades. Por lo que es en esta etapa que la persona está invitada a avanzar en el perdón, abandonando el resentimiento que tiene hacia quien lo ofendió o hirió y renunciando a la revancha por esforzarse a responder con benevolencia, compasión, generosidad y amor. Del Castillo (2016), afirma en este punto que:  

Quien perdona no se detiene a esperar al otro o a escrutar los signos de arrepentimiento, está dispuesto a dar el primer paso y en todo caso, no pone condiciones a quién le ha ofendido ni espera eterno reconocimiento. El perdón es tan discreto y silencioso que el perdonado podría incluso haberlo dado por descontado o no saber cuánto ha costado. (p.63) 

Domínguez (2019), complementa esta idea mientras considera que:

El acto de perdonar es uno de los actos humanos más liberadores, que más dejan en paz a la persona. Pero perdonar no es sencillo -como tampoco lo es pedir perdón (p. 143).  Afirma además que el perdón es un proceso necesario, pero difícil, el cual necesita tres momentos: 

  • Voluntad de pedir perdón: en cuanto se toma la decisión, baja la hostilidad, aunque permanece el dolor. 
  • Perdón emocional: abrirse para luego aceptar el dolor que acompaña al perdón. Permitirse la furia, la frustración y el enfado que proceden de la herida. Esto es natural, porque se entierran, se hacen destructivas. Una cólera sin evacuar o sin resolver, podría incluso destruir una relación. 
  • Perdón espiritual: recordar el hecho como perdonado, superar la herida e incluso la ira para luego olvidar la misma. Olvidar no es no recordar la ofensa, sino convertir la ira en compasión y misericordia hacia el ofensor. 

Con el fin de profundizar entonces un poco más sobre este tema, es importante resaltar el perdón a uno mismo, por lo que hay algo de eso que le pasó o le hicieron, de lo cual se siente culpable y no se perdona a sí mismo. En este sentido, para poder avanzar en el proceso de reconciliación de heridas afectivas, es fundamental el perdón de sí mismo. 

Con Juliana, se continuó en la fase del perdón, utilizando las cartas de “aceptación y perdón al que te ofendió” y la oración mariana, esto se extrajo de la segunda edición del libro Reconciliación de la historia personal (p. 149, 150). Posteriormente, se recomendó que siguiera profundizando en las páginas 61 a la 68 del mencionado libro  para luego realizar distintos ejercicios de perdón a su exmarido. Por último, se trabajó con Juliana en el perdón a sí misma, estableciendo la diferencia entre culpa y responsabilidad. Es por esto que se realizó un ejercicio de perdón a sí misma para replantearse su cuidado personal y el restablecimiento de su vida social. 

(Tomado del libro “Llamados a la Reconciliación” de Del Castillo & Caballero de la página 108 a la 112)

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