Invitados a la felicidad y la virtud
Tú y yo, aspiramos a ser felices.
Humberto Del Castillo Drago
Efectivamente todos los seres humanos, poseemos en lo más de nosotros mismos, en nuestra mismidad, un deseo, un anhelo o nostalgia de felicidad. La felicidad es sinónimo de realización personal o vida lograda; desarrollando las distintas áreas del ser humano: espiritual, psicológico, biológico, intelectual, social, vocacional, económico, etc. Enrique Rojas (2004), en su libro “Los lenguajes del deseo” señala:
“La felicidad es saber vivir como persona, buscando que la existencia sea lo más plena posible, pero llena de amor auténtico. Hay que buscar una vida que merezca la pena ser vivida, en la que los deseos sean analizados en su conveniencia o aplazamiento, pero que nada humano sea rechazado de entrada. Ser feliz es alcanzar una vida rematada, redonda, completa, entera, bien estructurada, con el menor número posible de incoherencias en su seno, presidida por el amor y el trabajo, la entrega y la actividad que busca el bien propio y de los demás” 1 .
Ser feliz, vivir la felicidad, es vivir el amor autentico en la vida cotidiana, es buscar la comunión con el otro día a día; es vivir una vida de entrega, donación y servicio “hasta que duela”, como decía la madre Teresa de Calcuta. Las virtudes nos acercan a la felicidad, nos van conduciendo poco a poco a la realización personal. Havard (2017) dice: “Solamente mediante la práctica de la virtud podemos realizarnos. Todo aquello que nos separa de la virtud nos aleja de nosotros mismos” 2 . Todo ser humano está invitado a vivir el amor y la virtud en su existencia diaria y cotidiana. Para vivir las virtudes; existe un primer paso; la apertura y colaboración con la gracia de Dios, para que nuestro esfuerzo no sea en vano.
Sobre este tema Del Castillo (2021) profundiza diciendo:
“Una manera de vivir la virtud y cooperar con la gracia es utilizando una serie de medios concretos, tales como un plan o programa; así como buscar ayuda, consejo o acompañamiento para presentar un noble combate que implica esfuerzo, lucha y dedicación. Esto se logra a través de la exigencia, constancia y tiempo dedicado a la meditación, reflexión o trabajo personal” 3 .
Se trata de entender nuestra vida, como un camino de virtudes; por medio del cual vivimos una vida en el espíritu, nos asemejamos a Jesucristo y nos abrimos al don de la santidad en la cotidianidad.
1 ROJAS, Enrique. “Los lenguajes del deseo. Claves para orientarse en el laberinto de las pasiones”. Madrid, España: Temas de hoy, 2004, p. 35.
2 HAVARD, Alexandre. “Liderazgo virtuoso: Las virtudes clásicas, base de la excelencia personal”. Madrid, España: EUNSA, 2017, p. 177.
3 DEL CASTILLO, Humberto. “Afectividad y Sexualidad en la Vida Cotidiana”. Medellín, Colombia: Areté, 2021, 2a edición, p. 24. Formato Kindle: Amazon.
(Tomado de las páginas 17 y 18 del libro “El Líder Virtuoso y las Habilidades para la Vida. Ediciones Paulinas:2022)