La Esperanza

Humberto Del Castillo Drago

Según el Catecismo de la Iglesia Católica, la esperanza

“Es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo. «Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la promesa» (Hb 10,23). «El Espíritu Santo que Él derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna» (Tt 3, 6-7)” (CEC, n° 1817).

Es la virtud teologal por la que anhelamos el cielo y la vida eterna, donde alcanzaremos la felicidad plena, confiando en las promesas del Señor Jesús y cooperando con la gracia de Dios y del Espíritu Santo.

Es la virtud del peregrino, del viador, del caminante, del ciudadano del cielo (Filp 3, 21), que apunta a la trascendencia, a la vida eterna, al reino de los cielos.

Philippe (2011) afirma que: “La virtud teologal de la esperanza no es una vaga espera difuminada y lejana, sino esa certeza respecto a la fidelidad de Dios, que cumplirá sus promesas; una certeza que confiere una inmensa fuerza” (p. 108).

La esperanza es una invitación a salir de uno mismo, a esforzarse, a entregar la vida y no es compatible con la pasividad ni con la pereza, tampoco tiene lugar el pesimismo o negativismo.

Tanquerey (1990) dice que la esperanza es “una virtud teologal, por la que deseamos a Dios como bien supremo nuestro, y confiamos firmemente, fundados en la bondad y en la omnipotencia divina, alcanzar la bienaventuranza eterna y los medios para ello” (p. 631).

El mismo autor señala que la esperanza ayuda a la santificación del hombre de tres maneras:

  • Nos une con Dios.
  • Hace eficaces nuestras oraciones.
  • Es un principio de fecunda actividad (Tanquerey, 1990, p. 632).

 

Como virtud humana; la esperanza; ayuda al ser humano a mirar el mundo con optimismo, siempre se encuentra alguna solución, una alternativa, un camino, por medio de ella; el ser humano se motiva a buscar más de forma natural (Fernández Carvajal, 2016).

(Tomado de la página 160 a la 162 del libro “Creciendo en la Virtud” de Humberto Del Castillo Drago & Natalia López Ospina)

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