En esté articulo vamos a entender la relación entre : afectividad, amor y
dependencia emocional, los cuáles son fundamentales para alcanzar la madurez
afectiva y la felicidad.
¿Qué es la afectividad?
Se entiende por afectividad a la capacidad de resonar y vibrar interiormente.
El ser humano se caracteriza por experimentar internamente una serie de
vivencias que conforman la afectividad. En este contexto hay que decir que
todas las personas tienen afectividad o que todos en mayor o menor grado
poseen afectividad.
En el libro afectividad y sexualidad en la vida cotidiana Del Castillo (2021), se
mencionan las vivencias de la afectividad, que al conocerlas nos brindan
herramientas fundamentales que conducen a la madurez afectiva, al desarrollo
de nuestra personalidad y a la realización personal: emoción, sentimiento,
estado de ánimo, pasión, motivación, ilusión, amor, comunicación y relaciones
sociales.
¿Qué es el Amor?
En el idioma castellano se encuentra un sin número de sinónimos de la
palabra amor; tales como querer, cariño, estima, predilección, enamoramiento,
propensión, entusiasmo, arrebato, fervor, admiración, efusión y reverencia. Y en
todas hay algo que se repite, es decir, se aprecia una constante, la cual es la
tendencia hacia alguien. Esta tendencia, que tiene la persona, hace desear una
compañía, un encuentro con el otro y una donación personal. Burgos (2009)
define el amor como “querer el bien de otra persona” (p. 286). Es la tendencia a
la comunión con el otro, buscando su bien, su felicidad y plenificación personal”.
(p. 51)
Existen distintas manifestaciones y tipos de amor: de amistad, amor entre
padres e hijos, al prójimo o fraternal, amor erótico, sexual o conyugal, a Dios y
amor a sí mismo.
¿Qué es la dependencia emocional?
Distintos autores definen la dependencia emocional como un patrón crónico
de demandas afectivas frustradas, las cuales buscan desesperadamente
satisfacerse mediante relaciones interpersonales estrechas. Por ejemplo, el
dependiente tiene una carencia o vacío, una herida afectiva y, por tanto, sin
darse cuenta, reclama afecto, cariño y valoración. Dichos reclamos se llaman
también demandas de afecto o atención.
Esas demandas o reclamos son muchas veces no conscientes, es decir, la
persona no se da cuenta de sus reclamos, debido a que él busca
desesperadamente llenar dichas carencias en su relación con otras personas,
pero no logra darse cuenta que está apegada a ellas. Por esta razón el
dependiente emocional o afectivo quiere disponer continuamente de la presencia
de la otra persona como si estuviera “enganchado” a ella. También será quien
llamará continuamente a su pareja al trabajo, le pedirá que renuncie a su vida
privada para estar más tiempos juntos, demandará de ella atención exclusiva y
todavía le parecerá insuficiente, etc. Por lo que no se debe perder de vista que el
motivo subyacente no es la posesión o el dominio, sino la tremenda necesidad
afectiva de estas personas. Así que, en cualquier caso, es comprensible la
sensación de agobio que produce en sus parejas o amigos.
También es necesario percatarse que la persona dependiente, magnifica,
exagera el hecho de ser querido. Pero esta forma enfermiza no es amor, es una
adicción psicológica. Porque es cierto que un amor auténtico no es adictivo, no
posee, ni destruye la identidad del otro y, por tanto, para amar hay que ser libres,
porque si uno no se tiene a sí mismo, no puede darse a los demás. Por lo que en
estos casos la necesidad de la pareja o del amigo o hijo es realmente una
dependencia como se produce en las adicciones, lo que genera que el otro se
sienta con frecuencia invadido o absorbido. El otro se siente saturado y sin
espacios personales.
Por esta razón, el sentimiento de dependencia es una forma de esclavitud.
De esta manera, la persona dependiente es esclava de los sentimientos con los
que el “otro” le adorna, y sus relaciones no llenan el vacío emocional que
padecen, aunque sí lo atenúan. Y estas personas están tan poco acostumbradas
a quererse y a ser queridas que no esperan cariño de su pareja, simplemente se
enganchan obsesivamente a ella y persisten en la relación por muy frustrante
que ésta sea.
Es importante entender que la dependencia emocional es una distorsión de
nuestra afectividad, puesto que todos los seres humanos hemos sido hechos
para amar. La persona dependiente es quién tiene una serie de rasgos en su
personalidad que es importante que trabaje puesto que se percibe
“enganchada”, “atrapada” y “esclavizada”. Dicha persona en su niñez y
adolescencia ha generado esta personalidad dependiente, es lo que Young
llama esquema dependiente o trampa vital dependiente y este se activa en la
juventud o en la adultez.
Pasa mucho en relaciones: madres-hijos, en el exceso de control y
sobreprotección. También existe la codependencia: incluso en familias.
En relación a la pareja J. Young en su libro Reinventa tú vida, menciona que:
Las señales de peligro en la pareja son:
- Tu pareja es como una figura paternal para ti, parece fuerte y protector.
- Él o ella parece feliz cuidándote y tratándote como un niño.
- Tú confías más en los juicios de él o de ella que en los tuyos propios. Él o
ella toman la mayoría de tus decisiones. - Te das cuenta que pierdes la conciencia de cómo eres aliado de él o ella
y que tu vida entra en un callejón sin salida cuando no está a tu lado. - Él o ella lo paga casi todo y se cuida de las cuestiones económicas.
- Él o ella critica tus opiniones, tus gustos y tus habilidades en las tareas
cotidianas. - Cuando tienes una nueva tarea que hacer, siempre le pides consejo,
incluso si no es un experto en esa materia. - Él o ella asume casi todas tus responsabilidades; tú, casi no tienes.
- Él o ella casi nunca se muestra asustado, inseguro o vulnerable. (p. 158)
Si esta lista describe tus relaciones, vives en el estado de dependencia de tu
infancia. Deberías darte cuenta de que todas las características de tu pareja, son
las características de tus padres. Nada ha cambiado para ti. Te las has arreglado
para prolongar tu dependencia en la vida adulta. Tienes pocas
responsabilidades, pocas preocupaciones, pocos desafíos. Aunque esto parezca
que es un arreglo satisfactorio para ti, es el momento de considerar el precio que
pagas por mantener tu dependencia. Esto hipoteca tu futuro, tu libertad y tu
orgullo, y te impide ser tú mismo. (Young, 1992, p. 159)
Referencias
Del Castillo Drago, H. (2021). Segunda Edición. Afectividad y sexualidad en la
vida cotidiana. Medellín.
Young, J. E., & Klosko, J. S. (1992). Reinventa tu vida . PAIDÓS.