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Comunicación y la comunicación de las existencias

Comunicación y la comunicación de las existencias

La comunicación es un medio, un canal de expresión de emociones, sentimientos, afectos y estados de ánimo. Por ello la importancia de incluirlo en este capítulo. Ante todo esto, ¿qué es la comunicación? La comunicación humana consiste, fundamentalmente, en transmitir cierta información de una persona a otra. No es una referencia hacia una comunicación profunda, sino simplemente de una comunicación cotidiana y normal. Por otro lado, hay que decir que no solo existe la comunicación cotidiana de información, sino que es clave reflexionar sobre la necesidad que tiene el ser humano de “comunicar” su ser más profundo en medio de sus vivencias, experiencias y valores. En ese sentido, existen distintos tipos y niveles de comunicación.

La comunicación se lleva a cabo principalmente a través del lenguaje verbal en todas sus formas: oral, es decir, por medio de la palabra, escrito o a través de otros símbolos. Gracias a la palabra, yo puedo hacer partícipe de mi interioridad a otra persona. Por otro lado, cuando se habla de lenguaje, se refiere a un concepto amplio, que abarca un campo más extenso, como los gestos y otras formas de expresión. Además, hay quienes hablan del metalenguaje o lenguaje corporal, orientado al lenguaje de nuestro cuerpo, con nuestros gestos, utilizando el cuerpo, las manos, la mirada, etc. 

La comunicación gestual transmite mejor las emociones. Esto quiere decir que en un sentido es más rápida que la verbal, siendo sus matices de intimidad inefables. Por ejemplo, cuando se dice que un abrazo, un beso, una caricia, dicen más que mil palabras, es porque trasladan nuestras vivencias de un modo imposible de decir o explicar con palabras. Así mismo, la meta del lenguaje es la comunicación y mediante el lenguaje y la comunicación, se enriquecen las relaciones humanas y sociales, se crece y concreta las características de sociabilidad, la capacidad de relacionarse con los demás y se aspira también a una comunicación profunda y existencial. Por lo que el lenguaje es importante para la humanización de las personas, para el enriquecimiento de la comunidad o familia. Cada sociedad, cada comunidad necesita del lenguaje para crecer como grupo humano.

Hay dos aspectos fundamentales que se unen en el lenguaje desde el punto de vista de la comunicación: lo que dice y cómo se dice. ¿A qué hace referencia esto? A que en todo proceso comunicativo el mensaje es sumamente importante, sea cual sea el nivel al que se transmita: cotidiano, más o menos superficial, vivencial o experiencial, intelectual, espiritual, etc.  A esto se le suma la forma cómo se dice, es decir, la forma de comunicar. Esta forma de comunicar puede adecuarse a ciertos estilos: agresivo, pausado, pedante, pasivo, asertivo, y afectado, etc. Este estilo es percibido externamente por el otro desde quien lo usa a partir del tono, así como la riqueza o pobreza de vocabulario, el uso de muletillas y jerga, o el volumen de voz. 

Teniendo en cuenta todo esto, entonces ¿qué es la comunicación existencial? El hombre es un ser para el encuentro, la comunión, el amor y la comunicación. Por lo que no puede vivir solo, está inmerso en el dinamismo del encuentro y la comunión. Al ser persona, el ser humano está abierto a la comunicación, en capacidad para escuchar, responder, y dialogar. Además, el anhelo más profundo de su naturaleza es la comunión personal, es decir, anhela el amor, anhela la comunión y la comunicación existencial. 

Se recomienda profundizar este tema recurriendo al libro la comunicación de las existencias de Ignace Lepp (1964). En este se afirma que la comunión es una aceptación del llamado que el Otro le hace al Yo, así como una aceptación del llamado que el Yo le hace al Otro. Implica entonces reconocer, además, que el Otro y el llamado del que es mensajero son uno solo: que respondiendo a su llamado se aceptó su propia persona. Es evidente en este sentido que realizar una auténtica comunión existencial no es cosa fácil, no se trata únicamente de establecer un acuerdo de pensamientos y actos, sino que se trata de realizar una unión entre la vida interior del yo y la vida interior del otro. También, el “nosotros” que resulta del encuentro del Yo con un Tú, no es simplemente la suma de dos, sino que posee una realidad propia, en donde el Yo y el Tú encuentran en ella lo que ni el uno ni el otro poseen de forma aislada.

(Tomado de la página 44 y 45 del libro Afectividad y Sexualidad en la Vida Cotidiana, 2da. Edición)

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