Además de la vida en pareja desde el matrimonio a partir de la conformación de la familia, existe otra vocación en cuanto a estilo de vida que es la llamada vida sacerdotal, religiosa o consagrada. En dicha vocación, surge la renuncia al ejercicio de la sexualidad-genitalidad a través de la vivencia del celibato consagrado. A este respecto, Monge (2010), dice que:
La razón más poderosa para esta renuncia proviene de motivos de orden sobrenatural: es la de aquellas personas, hombres y mujeres que, siguiendo el consejo de Jesucristo, “se han hecho eunucos por el Reino de los Cielos” (Mt, 19,10-12) (p. 264).
Dichas personas, invitadas a la vida consagrada, asumen el celibato como un medio de amor y entrega a Dios y a la misión que él les ha encomendado. Así que:
(Tomado de la 2da. Edición del libro Afectividad y Sexualidad en la Vida Cotidiana, versión electrónica, de la página 110)